jueves, 6 de junio de 2013

CASO DE AVISTAMIENTO DE UN OVNI EN LA SIERRA DE SANMAMEDE. HOMENAJE A LOS PIONEROS


   Corría la mitad de la década de los años setenta, unos seis
meses después de las alucinaciones y posesiones diabólicas del famoso y muy nombrado Piedrafita, cuando se corrió entre la chiquillería del internado de Os Milagros la noticia de la aparición de un OVNI, precedida de un gran estruendo y la visión de una luz cegadora que apenas nadie sabía describir con certeza.  


Incluso se llegó a decir por uno de los alumnos más sobresalientes y fantasiosos, Mr. Touza, que de dicho objeto una vez  se estrelló en las faldas de la Sierra de San Mamede salió un alienígena que murió al poco rato y cuyo cuerpo se conserva en el Museo de la Ciencia de Manzalvos.

    Este suceso,  infundió ánimos a cuatro intrépidos alumnos para investigar lo acaecido y crear el embrión de lo que hoy conocemos como Agencia Esparrexedora de Aeronáutica y del Espacio
   

 Xobino Tinto, un Warren Buffett de la época, en compañía de Kamubi,  X.B.de la Sal y Cebolón, se pusieron manos a la obra para construir un artefacto a modo de lanzadera espacial para, desde la estratosfera, vigilar la comarca del Medo en busca de posibles objetos voladores no identificados.


El accionista de la empresa Xobino Tinto en compañía de los ingeniosos X.B.de la Sal y Kamubi,  compran sendas carcasas de autobuses viejos de la Empresa Mangana en un desguace, los ensamblaron en una fragua de Xocín (Baños de Molgas) y el artefacto que de tal montaje sale,  lo colocan en un cohete cargado de Cecrisina como combustible,  para instalarlo en la rampa de lanzamiento ubicada al final del paseo conocido como "La Glorieta" en las inmediaciones del Santuario. 


Cebolón, piloto de la nave elegido por ser el único que sabía manejar un "cuatro latas" que poseía su padre, se enfundó en un traje de amianto confeccionado por un sastre de Froufe y oh sorpresa...debido a su volumen corporal no cabe por la puerta de la nave. Es introducido a presión con la ayuda de un gato hidráulico y una vez "enlatado", Kamubi es el encargado de poner fuego al combustible de la lanzadera espacial.


El arterfacto despega, varía la trayectoria trazada y cae a trescientos metros en la "chaira" de Arnuide, dando al traste con las inquietudes de unos aventureros intrépidos y lo que es peor, Cebolón con quemaduras de segundo grado, de las que tiene que restrablecerse en el Hospital de Grandes Quemados de A Coruña.

Sirva este artículo de homenaje a unos pioneros que fracasaron en su intento pero se lo pasaron la mar de bien, asombrando al mundo y a la sociedad científica de la época.



1 comentario:

Anónimo dijo...

Como se nota a propagando do Réxime...A estatua de Cebolón. Parece un señor esbelto e ben proporcionado e resulta que é un "bolo"...jajaja.